lunes, 26 de julio de 2010

Juanjo Sáez. Amor u odio.


En tres días me he leído, de golpe, Yo. Otro libro egocéntrico de Juanjo Sáez y El arte. Conversaciones imaginarias con mi madre; y además debo confesarme muy fan de la serie de animación Arròs covat (arroz pasado, en castellano).

¿Qué pasa con Juanjo Sáez? Es innegable que ahora mismo es uno de los ilustradores más populares de la escena barcelonesa e incluso española. Su paso por todo tipo de medios (diarios de ideologías opuestas, agencias de publicidad, revistas de tendencias y hasta televisión) no ha dejado indiferente a nadie.

Creo que después de leer a Juanjo Sáez puedes formarte dos tipos de opiniones sobre él.

Opción 1 (Odio): El típico moderno que se cree por encima de los modernos y, por extensión, del resto del mundo. Que se vale de la crítica directa para levantar ampollas, crear polémica y aumentar su popularidad.

Sería un poco lo que yo llamo el síndrome Vice, aunque éstos darían para otra entrada.

Opción 2 (Amor): Simplemente, es un tío que no tiene pelos en la lengua, al que le gusta su trabajo y cree que lo hace bien. Un tío que opina sobre lo que le apetece en cada momento sin tener miedo de quedar mal, de que se enfade quien sea o de quedar como un pedante.

Básicamente, la diferencia está entre creer que Sáez es todo él una pose o simplemente creer que es un tío demasiado sincero. Como yo aún tengo fe en las personas, me decanto por la segunda opción. Y creo que no estaría mal que todos fuéramos así de sinceros, que no tuviéramos miedo a meter la pata o a quedar de ignorantes.




Lizania

Jesús Lizano es poeta.

Y cuando digo que es poeta no me refiero a que sea un señor que escribe poemas (que también), sino a que es una de estas personas que se define a través de la poesía, de lo que él llama su "mundo real poético".

Barcelonés y anarquista convencido, creo que Lizano ha hecho del verso de Celaya "la poesía es un arma cargada de futuro", toda una declaración de principios. De hecho, él mismo declara "yo me cargo a los ministros, me cargo a los obispos, me cargo a los jueces... pero de una manera poética".

Y así es su poesía: afilada, tosca, directa y sin edulcorantes. Sus versos están llenos de enumeraciones, comas y encabalgamientos. Cada verso cae sobre el lector u oyente como una losa cae sobre el pavimento: con un estruendo inamovible y dejando una sensación rara en la conciencia. Eso sí, ironía, que no falte.


Y para muestra, dos botones.





Dejo además un genial documental sobre este personaje, realizado por estudiantes de La Blanquerna y emitido en TV3.
Con disculpas a los no catalanoparlantes, a quienes invito que naveguen un poco por el vídeo buscando los fragmentos y las declaraciones de Lizano en castellano, que valen mucho la pena.

viernes, 16 de julio de 2010

Ya estoy de vuelta.

Y no de vuelta de todo, sino de vuelta a la blogosfera.

Tal y como amenazaba, estos últimos meses han sido muy intensos. Parece que, por ahora, todo ha vuelto a la calma o, mejor dicho, parece que la calma empieza. He acabado del todo la carrera, tengo un trabajo (no) estable de lo mío y estoy afrontando todos los cambios con optimismo. No está mal.

Pero bueno, esto nunca ha pretendido ser un blog personal, así que sigan atentos: próximamente volveremos a la programación habitual.