miércoles, 27 de mayo de 2009

Touché

Kiryë: Uf, este verano voy a hacer la operación anti-bikini para engordar. Estoy harta de que todos los anuncios me hablen de adelgazar, de estar estupenda, de llevar el bikini, no tener celulitis...

Padre Kiryesco: ¿Y tú no quieres dedicarte a hacer anuncios?

lunes, 25 de mayo de 2009

Flight of the Conchords

Tras la impresionante recopilación de Absence sobre las posibles causas (y consecuencias y opiniones...) sobre la ya no tan famosa gripe porcina, aporto aquí la que probablemente se acerque más a la verdad:



Sí, los robots han lanzado gases tóxicos con el virus para exterminarnos. Y divertirse. Parece el sueño de Bender hecho realidad.

Yendo más al grano... considero que soy una persona que no ve prácticamente la televisión. No sigo House y nunca he visto un capítulo de Perdidos. Ni de Héroes. Ni de Dexter. Ni de Anatomía de Grey. Ni de... en fin, da igual. El caso es que no hace mucho me enganché a The Big Bang Theory (grandiosa serie: ¿qué pasaría si Friends hubieran sido un grupito de físicos amantes de Star Trek, los superhéroes y las videoconsolas?).

Y ahora he descubierto The Flight of Conchords. La serie retrata la vida de Bret y Jemaine, dos cantautores neocelandeses un poco empanados. Lo que hace especial a esta serie (una serie hecha para cubrir hueco de verano, la de más bajo presupuesto de la HBO) es que es una especie de comedia-musical. Así, cada vez que uno de los protagonistas se pierde en sus pensamientos, la serie se convierte de improvito en un videoclip.



Flight of the Conchords, a parte de escribir letras cargaditas de ironía y de sentido del humor, demuestran un gran abanico de influencias musicales, y adaptan la temática de cada canción a un estilo concreto, y lo cierto es que casi todas (¿todas?) las canciones son geniales, o por lo menos, buenas.



¡Si hasta Michel Gondry ha dirigido un capítulo!

domingo, 17 de mayo de 2009

Doble moral

Que EEUU es un país con doble moral lo sabe todo el mundo. Sin embargo, algunas de las leyes del país de la libertad nos siguen resultando sorprendentes.

1. El sexo oral es ilegal en 18 estados, incluyendo Arizona.
2. En Virginia es ilegal practicar sexo con las luces encendidas.
3. Es ilegal para los maridos en Willowdale, Oregon, decir guarradas durante el acto sexual.
4. La relación sexual entre una pareja no casada es ilegal en Georgia.
5. Practicar sexo en una posición que no sea la del misionero es ilegal en Washington, DC.
6. En Connorsville, Wisconsin, es ilegal que un hombre dispare su pistola cuando su compañera femenina está teniendo un orgasmo.
7. En Harrisburg, Pennsylvania, es ilegal tener sexo con un conductor de camión dentro de una cabina de peaje.
8. Tener relaciones sexuales con un puercoespín es ilegal en Florida.
9. Es ilegal en Utah casarse con tu primo o prima primogénito antes de que cumpla los 65 años.
10. El sexo con animales es perfectamente legal para los hombres en el estado de Washington, siempre que el animal en cuestión pese menos de 40 libras.

Yo me pregunto de dónde salen estas leyes: ¿de casos precedentes o de que los legisladores son más malpensados de lo que quieren parecer?

Sacado de aquí y encontrado por aquí.


Y siguiendo con el tema, hace poco me he enterado de que un monje franciscano polaco ha publicado una suerte de "kamasutra católico", una guía de comportamientos sexuales aceptados para las parejas que "aman a Dios".

miércoles, 13 de mayo de 2009

Foodscapes

Un sueño recurrente de Homer Simpson es el de verse a sí mismo en un gran paisaje hecho de comida (de chocolate en concreto). Como la fábrica de Willy Wonka, con grandes ríos hechos de chocolate y golosinas. Hansel y Gretel se metieron en líos por culpa de una gran casa comestible.
Etcétera.

Es que aunque a todos nos han dicho de pequeños que no tenemos que jugar con la comida, muchos de nosotros lo seguimos haciendo. Igual que los creadores de estas fotografías.

Carl Warner es un fotógrafo británico muy muy publicitario (hace fotografías de producto muy limpias, muy sobrias...) que entre otras cosas se dedica a crear paisajes con comida.

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Los paisajes de Warner parecen casi ilustraciones. Tienen un tono bastante fantástico y en cierto modo un poco agobiante. Me trae a la mente las ilustraciones surrealistas de autores como Jim Warren. Y pueden provocar dos tipos de reacciones: hambre o asco.


Otros a los que les gusta jugar con la comida son Minimiam, una pareja creativa formada por Akiko Ida y Pierre Javelle. Su trabajo es más minimalista que el anterior, y se dedican más a explotar las posibilidades de los alimentos por sí mismos y frente a personajitos en miniatura.

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lunes, 11 de mayo de 2009

These trains are bound for glory

El pasado sábado fue el Día del Tren en los U.S.A.
Y para promocionarlo, a la agencia Arnold Worlwide se le encargó una serie de pósters. El resultado final son estas tres piezas, creadas por el diseñadora Kelly Cooper. Unas joyas de la publicidad retro.





Clic para verlas en grande.

PD: Mmmm...no se yo a que me recuerda esto ;)

sábado, 9 de mayo de 2009

Suzie Marlango

"I used to know this girl named Suzie Marlango. And her brother's band name was Joe Marlango. Joe always wanted to kill me. He sang in a bandcalled the Rodbenders. Suzie Marlango used to wear these angora sweaters. I'm crazy about angora sweaters... I guess It's kind of a hang-up of mine. She had angora socks, and angora shoes. I believe she was originally from Angora. I don't know where she is anymore, but every time I see an angora sweater, I think maybe inside will be Susie Marlango. He-he-he... Maybe she's in New Orleans. Well, I'll be there..."
(Tom Waits)



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Tras varias incursiones potochoperas, echaba un poco de menos los dibujos sucios con boli y lápices de colores.

jueves, 7 de mayo de 2009

Sobre la pátina de las cosas

Estos días estoy leyendo La trilogía de Nueva York y, de paso, conociendo al Paul Auster (aunque aún no sé si vamos a llevarnos bien o no).
A pesar de que hay cosas que no me acaban de encajar, sí me ha sorprendido esa especie de obsesión que tiene Auster con los nombres y las palabras. Creo que Ciudad de Cristal retiene una especie de declaración de intenciones al respecto.
Podemos pasar a ser otra persona sólo con cambiarnos el nombre. Si nos presentamos con un nombre diferente al que hay impreso en nuestro documento de identidad, ¿estamos interpretando a otra persona?.
El protagonista de esta primera historia lo hace (más o menos). Baraja diferentes personajes a los que define a través de sus nombres: escritor solitario, pseudónimo, detective... cada uno es un personaje diferente con un nombre diferente. La inclusión de un personaje llamado "Paul Auster" ya da que pensar.

Aunque esto es sólo una introducción. Auster empieza fuerte, hablando del "lenguaje de Dios". Si mantenemos a una persona aislada de cualquier contacto lingüístico desde su nacimiento, ¿hablaría? ¿qué palabras diría?. El capítulo cuarto reseña algunos de estos casos: desde citas a Montaigne pasando por aislamientos accidentales. A modo de símbolo que no puede faltar, aparece también mencionada la Torre de Babel como un elemento más o menos central de la trama. Sin embargo, hay un fragmento que quiero destacar por parecerme de lo más interesante dentro de este tema.

Considere una palabra que remite a una cosa: "paraguas", por ejemplo. Cuando digo la palabra "paraguas", usted ve el objeto en su mente. Ve una especie de bastón con radios metálicos plegables en la parte superior que forman una armadura para una tela impermeable, la cual, una vez abierta, le protegerá de la lluvia. Este último detalle es importante. Un paraguas no sólo es una cosa, es una cosa que cumple una función, en otras palabras, expresa la voluntad del hombre. Cuando uno se para a pensar en ello, todos los objetos son semejantes al paraguas, en el sentido de que cumplen una función. Ahora, mi pregunta es la siguiente: ¿qué sucede cuando una cosa ya no cumple su función? ¿Sigue siendo la misma cosa o se ha convertido en otra? Cuando arrancas la tela del paraguas, ¿el paraguas sigue siendo un paraguas? Abres los radios, te los pones sobre la cabeza, caminas bajo la luvia y te empapas. ¿Es posible continuar llamando a ese objeto un paraguas? En general, la gente lo hace. Como máximo, dirán que el paraguas está roto. Para mí eso es un serio error, la fuente de todos nuestros problemas. Puesto que ya no cumple su función, el paraguas ha dejado de ser un paraguas. Puede que se parezca a un paraguas, puede que haya sido un paraguas, pero ahora se ha convertido en otra cosa. La palabra, sin embargo, sigue siendo la misa. Por lo tanto, ya no puede expresar la cosa. Es imprecisa; es falsa; oculta aquello que debería revelar.
(Ciudad de Cristal. Paul Auster)

El tema no es nada nuevo, evidentemente. Probablemente haya sido un tema más que recurrente desde que el hombre empezó a dominar el lenguaje. No vamos más allá de la caverna de Platón.

Y en este mismo camino me he acordado de algunos versos de los poetas españoles de principios del siglo pasado, que buscaron a su manera reflejar estas mismas inquietudes.

No sé con qué decirlo,
porque aún no está hecha
mi palabra.

¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
...
(Acción. Juan Ramón Jiménez)


Albor. El horizonte
entreabre sus pestañas
y empieza a ver. ¿Qué? Nombres.
Están sobre la pátina

de las cosas. La rosa
se llama todavía
Hoy rosa, y la memoria
...
(Los nombres. Jorge Guillén)

lunes, 4 de mayo de 2009

El hombre que describía mentes.

En los comentarios de la entrada anterior, Mythos comenta que "Daredevil existe", haciendo referencia a este artículo. Básicamente se explica el caso de Ben Underwood, un adolescente que quedó ciego a los dos años y ha sido capaz de desarrollar ecolocalización. Al igual que los murciélagos o los delfines, este chico va emitiendo sonidos (unos chasquidos) mientras se mueve y es capaz de guiarse tridimensionalmente según el eco que recibe, hasta el punto de moverse exactamente igual a como lo haría un vidente.

Esta historia me ha recordado a los casos del famoso neurólogo Oliver Sacks.

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Oliver Sacks es un entrañable neurólogo de más de 70 años. Se ha dedicado a escribir libros sobre sus pacientes, siguiendo el estilo de los médicos de finales del XIX, que describían los casos que pasaban por sus manos en forma de relatos literarios.

Los "cuentos" de Sacks me parecen impresionantes. En primer lugar, porque deja ver en cierto modo lo infinitamente compleja que es la mente humana a través de casos prácticos, y usando un estilo muy llano (teniendo en cuenta que hablamos de neurología). Engancha.

Personalmente, descubrir los casos de Sacks supuso una especie de "ruptura epistemológica" para mí. Si bien era consciente de todo lo que se dice: que si la mente humana es compleja, que si sólo desarrollamos un pequeño porcentaje, etc; al leer estos casos fui más capaz de comprenderlo.

El primero que leí, titulado "Ver y no ver", explicaba el caso de un hombre de unos 50 años que, debido a una meningitis, había perdido la vista siendo muy pequeño. A esta edad, pudo operarse para recuperar un alto porcentaje de la visión.

Ningún grito («¡Veo!») salió de los labios de Virgil. Parecía mirar sin expresión y sin enfocar, perplejo, al cirujano, que estaba ante él aún con las vendas en la mano. Sólo cuando el cirujano habló -para decir: «¿Y bien?»-, una expresión de reconocimiento cruzó la cara de Virgil. Virgil me dijo posteriormente que en ese primer momento no tenía ni idea de lo que estaba viendo. Había luz, había movimiento, había color, todo mezclado, todo sin sentido, en una mancha. En ese momento, de la mancha brotó una voz, una voz que dijo: «¿Ybien?» Entonces, y sólo entonces, comprendió finalmente que aquel caos de luz y sombras era una cara, de hecho, la cara del cirujano. (Oliver Sacks. Un Antropólogo en Marte)

Creo que esa "ruptura epistemológica" tiene que ver con que se ponen en tela de juicio cosas que, debido a nuestra propia experiencia, son totalmente incuestionables. Para una persona que tiene visión completa desde nacimiento es inconcebible imaginar cómo es la vida de un ciego (y no, no vale con cerrar sólo los ojos), y viceversa.

El filósofo del siglo XVII William Molyneux, cuya esposa estaba ciega, le propuso la siguiente cuestión a su amigo John Locke: «Imagina a un hombre ciego de nacimiento, y ahora
adulto, al que se ha enseñado a distinguir mediante el tacto un cubo de una esfera. Ahora puede ver, ¿pero podría distinguir mediante la vista, antes de tocarlos, cuál es
la esfera y cuál el cubo?» (Oliver Sacks. Un Antropólogo en Marte)

Esto es tan sólo un ejemplo, pero los libros de Sacks recogen testimonios que resultan en cierto modo espeluznantes, porque más que responder a cuestiones, abren un abismo inmenso. Un abismo que está dentro de nuestra propia cabeza.

Si a alguien le interesa, tengo los cuentos-artículos de "Ver y no ver" y "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero" en PDF; puedo pasarlos por correo electrónico si lo dejáis por aquí escrito o si me escribís a la dirección que hay en la barra lateral. Aunque, sobra decirlo, los libros están recomendadísimos.