sábado, 10 de enero de 2009

El coronel no tiene quien le escriba

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Título: El coronel no tiene quien le escriba

Autor: Gabriel García Márquez (Colombia, 1927 - )

Año: 1961


El Realismo Mágico es algo que me obsesiona en cierto modo, aunque debo decir que apenas si he entrado un poco dentro de este género. El primero al que descubrí fue a Cortázar (que es, a día de hoy mi autor preferido), junto a algo de Borges (aunque su pertenencia a este grupo es discutible) y últimamente, a Gabriel García Márquez.

El Realismo Mágico presenta una realidad verosímil, casi costumbrista, donde se producen hechos o situaciones fantásticas o que en principio podrían parecer extradiegéticas. Sin embargo, la magia de este tipo de Realismo reside precisamente en que esos elementos quedan plenamente integrados dentro de una realidad que se percibe como cierta.

Mi problema más importante era destruir la línea de demarcación que separa lo que parece real de lo que parece fantástico. Porque en el mundo que trataba de evocar, esa barrera no existía. Pero necesitaba un tono inocente, que por su prestigio volviera verosímiles las cosas que menos lo parecían, y que lo hiciera sin perturbar la unidad del relato. También el lenguaje era una dificultad de fondo, pues la verdad no parece verdad simplemente porque lo sea, sino por la forma en que se diga. (Gabriel García Márquez)

Digo que me obsesiona porque presenta una idea de la realidad y de la cotidianeidad, de la manera de ver el mundo y de entender la narrativa con la que me identifico plenamente. Al igual que me pasó con Cortázar (al que conocí empezando por Rayuela), con Gabriel García Márquez también entré por la puerta grande: con Cien Años de Soledad.

Probablemente, Cien Años de Soledad es la obra maestra de este autor, y la culminación de todos los tópicos y temas que ya usa en El coronel no tiene quien le escriba así como en Crónica de una muerte anunciada.

El libro narra la espera resignada de un antiguo coronel a que llegue la carta donde le confirmen que recibirá una pensión por los servicios que prestó a su patria. Cada viernes, desde hace 15 años, el coronel espera la llegada de las lanchas que traen el correo. El coronel vive con su mujer, que padece de asma, y un gallo que les dejó de herencia su hijo, muerto hace menos de un año precisamente en la gallera. El matrimonio tiene que repartirse la comida con el gallo, a quien esperan vender a buen precio después de que gane una pelea; y sobreviven a sus enfermedades alimentándose con lo que sacan de ir vendiendo los objetos de la casa.

Con esta sencilla novela que no llega a cien páginas, García Márquez consigue una empatía brutal del espectador con los personajes. Esta empatía, por el contrario de lo que pudiera parecer, no se transmite a través de la lástima o de la compasión, sino que el lector se siente un poco como si fuera un hijo ausente: dentro de la familia y fuera a la vez, comparte sus penurias pero no puede participar en nada.

Regresando al tema de los tópicos, hay algunos temas que se repiten de manera obsesiva en las obras del colombiano.

La muerte es uno de los temas más importantes. Eso sí, no la muerte como algo brusco y doloroso, sino como un ente presente, que siempre está ahí, alrededor de los personajes. El matrimonio protagonista son dos ancianos que viven en malas condiciones, sin apenas comida. Su único hijo murió hace poco tiempo y la novela prácticamente comienza con la asistencia del coronel a un funeral. En este punto hay un pasaje que me gustaría destacar:

Ella no volvió la cabeza. Abrió la boca y lanzó un aullido. El coronel se sobresaltó. Se sintió empujado contra el cadáver por una masa deforme que estalló en un vibrante alarido. Buscó apoyo con las manos pero no encontró la pared. Había otros cuerpos en su lugar. Alguien dijo junto a su oído, despacio, con una voz muy tierna: "Cuidado, coronel." Volteó la cabeza y se encontró con el muerto. Pero no lo reconoció porque era duro y dinámico y parecía tan desconcertado como él, envuelto en trapos blancos y con el cornetín en las manos.

[...]

La banda inició la marcha fúnebre. El coronel advirtió la falta de un cobre y por primera vez tuvo la certidumbre de que el muerto estaba muerto.

Me impactó mucho este fragmento en el momento de leerlo. El velatorio se presenta como un lugar artificial, desorientador, donde los protagonistas son la muchedumbre, las mujeres que lloran y aúllan. El muerto es una figura más dentro del velatorio, un elemento decorativo: "no lo reconoció porque era duro y dinámico y parecía tan desconcertado como él". Sin embargo, el coronel se percata de que "el muerto estaba muerto" cuando siente que no está.

Creo que es muy interesante este tratamiento de los muertos. Nos percatamos de su muerte por ausencia y no por presencia. Por todo lo que dejan, y no por ver el ataúd.

Me gusta mucho también la manera de tratar el tema del amor. No es uno de los temas principales (pienso), pero creo que es algo que está totalmente presente en la relación de la pareja. No hay grandes declaraciones de amor, ni siquiera un "te quiero" ni nada parecido, va más allá: la ternura con que se habla el matrimonio, la forma de conocerse que tienen uno y otro, las recriminaciones y las mentiras piadosas... para mí esa manera de entender el amor, el de un matrimonio que vive en la misera y lo comparte todo, un amor maduro y viejo; es un pilar fundamental dentro del argumento.

A modo de conclusión, he oído una anécdota (que no sé si es cierta), que cuenta que el nieto de García Márquez estudió en el colegio la obra de El coronel no tiene quien le escriba. A la hora de interpretarla, el profesor dijo que el gallo era una personificación de la Revolución. El niño se lo explicó a su abuelo, quien contestó "Ah, ¿si? ¡No me había dado cuenta!".

Dentro de El Reto, he colocado este libro-carta como Sur. Pese a que Colombia es uno de los países más norteños de América del Sur, Gabriel García Márquez me parece extremadamente latinoamericano. El marco donde ubica sus obras es muy localista: pueblos pequeños, cerrados. Aunque no los sitúe dentro de una localidad real o concreta, personalmente me remite mucho a la vida (en cierto modo) indígena: los pisos de tierra, el tejado de palma. Para mí, sus personajes tienen la tez morena y las espaldas anchas. A diferencia de algunos autores sudamericanos, García Márquez se nutre directamente de su tierra, la retrata y la transforma.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno el post.. y poco más que decir ;)

Necio Hutopo dijo...

Sólo unos puntos...

Cortázar no es realismo mágico... Cortázar es... es... bueno, Cortázar...

Dos, el realismo mágico en realidad tien dos novelas, 100 años de Soledad y El Amor en los Tiempos del Cólera... Lo demás es basura o auntohomenaje... Porque lo mejor de Garcia Marquez son justamente estos dos libros (El Coronel... Por cierto, fue escrito después, no antes).

"Regresando al tema de los tópicos, hay algunos temas que se repiten de manera obsesiva en las obras del colombiano"... Y es que, justamente, ese es el problema con Gabo, el resto de su producción de novela es repetición, autohomenaje o, directamente, autofagia...

Clara dijo...

No me gusta García Márquez (dicho así suena a marca de queso XD)

Te recomiendo: Pedro Páramo (es el título del libro) eso sí que es realismo mágico

Kiryë dijo...

Calpurnia, gracias. Cuando hay buena materia prima, ya se sabe...

Sr. Hutopo, debo confesar que no he leído nada académico sobre el Realismo mágico. Realmente la definición que hago es más algo así como "qué considero yo que es Realismo Mágico según lo poco que he leído". Así que ignoro si Cortázar entra en las listas de autores "realistas mágicos". Pese a que Cortázar es Cortázar y para mí es algo así como una especie de amor literario-platónico, lo encuadraba aquí dentro porque considero que insufla magia dentro de un contexto de cotidaneidad. Y, de hecho, me parece mucho más mágico Cortázar que Gabo.
El Amor en los Tiempos del Cólera lo tengo pendiente aún, pero Cien Años de Soledad me fascinó. Personalmente no creo que todo sea autohomenaje. ¿Repetición? Eso no podría negarlo. Sin embargo, por lo (poquísimo) que he leído de él, me planteo sus novelas enmarcadas dentro de un universo de una región no muy grande, donde los personajes comparten un tipo de vida parecida, un carácter parecido, y donde unos personajes tropiezan con otros (el coronel Buendía está en todas partes). Digamos que García Márquez siempre retrata ese lugar, desde diferentes personas. Es como entrar poco a poco y desde diferentes familias a un mismo pueblo o región.
Igualmente, me encanta su forma de escribir, que es realmente sencilla pero con mucho contenido, muchísima emoción... Pero vamos, que para gustos colores y esta es sólo mi opinión :)
Por cierto que he consultado un par de sitios, y datan El coronel de 1961 y Cien años de 1967.

Saturnal, lo que decía en la parrafada anterior... a mí me encanta García Márquez, aunque por ejemplo Cien Años de Soledad no la recomendaría a todo el mundo porque entiendo que es posible que a mucha gente le parezca un coñazo.
Me apunto la recomendación, ¡muchas gracias!

Sir Henry Morton Stanley dijo...

Sí,sí... Pedro Páramo es magistral. Lo he leído varias veces y siempre me resulta fascinante. No soy gran admirador de García Marquéz, aunque creo que su mejor versión está en los cuentos "La increíble y triste historia...", "Doce cuentos".... Cortazar no es santo de mi devoción. Quizás "Cronopios y famas"... No sé. Con Borges tengo una relación extraña. Fui adepto a él y ahora estamos enemistados.
Saludos