
Ayer en clase hicimos un ejercicio de creación con un grado de abstracción alto.
Básicamente consistía en hacer un ejercicio de máxima relajación conducido por el profesor (cerrad los ojos, mente en blanco, escuchad el silencio...), durante el cual en ciertos momentos teníamos que trascribir al papel lo que estuviéramos oyendo, o lo que nos pasara por la cabeza usando sólo vocales, usando dibujos, sílabas y, en cierto momento, componiendo un poema:
Bebé oso bruno
lloras de hambre
bajo la tierra tupida.
Tu padre duerme
y lloras con un arrullo
agua, agua de las estrellas,
infinita y nueva cada día.
Es el agua que lloras
por los dientes.
Gritas
con los ojos y las manos.
Rompes la tierra
que tu padre duerme.
Arrulla
bajo las rocas
el cieno seco
con su aliento empañado.
Con agua del cielo.
Lejos.
Y mar azul. Color agua,
pero lejos de la boca.
Bebé, qué lloras
-Hambre.
De sed.
Buscas a tientas
el arrullo de tu llanto,
el de tu padre
que respira grande
en un hueco de la tierra
virgen.
donde ya han vivido otros antes
y donde nadie ha estado.
Oso pequeño
ligero
¿duermes?
Por alimentarte de sueños.
Allí las estrellas
son grises como la tierra
que empaña tu llanto.
Luego tuvimos que leerlos en alto frente a la clase, y cuando terminé la gente me miraba raro. Lo curioso del caso es que mientras mucha gente decía que al releer lo escrito se veía extraño, como si hubiera aflorado durante ejercicio una parte de ellos que tenían más escondida. Pero yo no noté nada raro, sólo que se estaba muy bien con tanto relax y que casi me duermo.
¿Algun psicoanalista en la sala?