lunes, 28 de enero de 2008

Cabaret


Director: Sam Mendes
Coreógrafo: Rob Marshall
Intérpretes: Marta Ribera, Iván Campillo, Víctor Masán (...)

Willkommen, bienvenue, welcome

En la década de 1930 Christopher Isherwood escribe varias novelas cortas inspiradas en la experiencia que vivió en Berlín durante la ascensión nazi. Entre ellas escribiría Sally Bowles (1937), que en 1954 es adaptada para estrenarse en Broadway.
En 1966 se estrena en Broadway Cabaret, dirigida por Harold Prince, con música de Joe Kander, letras de Fred Ebb y libro de Joe Masteroff, siendo repuesta en varias ocasiones en Broadway y el West End.
En 1972 Bob Fosse dirige la versión cinematográfica de Cabaret, protagonizada por Liza Minnelli, Michael York y Joel Grey.

Ya en 2003, el musical se instala en Madrid, donde permanece durante 4 años agotando entradas en más de 200 representaciones. En septiembre de 2007 llega al teatro Apolo de Barcelona.

El Apolo se convierte en escenario del Kit Kat Klub, donde aparecen en seguida las chicas el cabaret a calentar y pasearse por el escenario mientras el público va tomando asiento. Nos trasladamos al Berlín sórdido de los años 30 donde, a pesar de todo, las penas y los problemas desaparecen frente al escenario de un night club con hombres y mujeres ligeros y ligeras de ropa y con poca vergüenza.
La protagonista, Sally Bowles, es interpretada por Marta Ribera como una chica ingenua y algo inmadura; muy diferente, sin embargo, a la Sally Bowles que haría Minelli. Destaca de ella además una voz con gran potencia pero también muy dulce.
Sin embargo, he de confesar que mi favorito indiscutible sobre el escenario fue el Maestro de Ceremonias (Víctor Masán). Atrevido, irreverente, grotesco y atrayente, conduce al público por todo el espectáculo: tanto el de dentro del Kit Kat Klub como el que pasa fuera de él.

Los secundarios estuvieron en general a la altura, pese a que Iván Campillo (Cliff) no le diera la voz para mucho, por lo que se le oyó poco cantar. En general, un conjunto muy compacto capaz de crear la atmósfera cabaretera berlinesa ideal para adentrarse en la historia.

Destaco también el trabajo de maquillaje para con los miembros del Kit Kat Klub, que tenían el aspecto sórdido y decadente ideal. Eché en falta, eso sí, algo más de despliegue en cuanto a vestuario y alguna coreografía se me hizo un poco pobre en comparación con las de la película.

Muy recomendable, eso sí.

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