Dueles, dueles, dueles
maldito caballo helado.
Vienes a galope
yermo,
a verme sin buscarme.
Te encuentro
vacío de relinchos.
Un saco sin huesos.
Frío
como la ceniza.
Dueles como una sombra
mía. Como un reflejo inerte.
Un trote triste de recuerdos
que se olvidan y se encuentran
uno al otro. Callados.
Perdidos.
Muertos.
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2 comentarios:
Hum. Últimamente estoy leyendo Poeta en Nueva York.
Igual es eso.
Y sí... hay cosas que más que doler, duelen en la memoria...
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